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Información de Salud Para Niños
Muchos niños y muchos adultos tienen algo que recibe el nombre de “prolapso de la válvula mitral”. En la mayoría de los casos, se trata de un problema cardíaco (del corazón) por el que no vale la pena preocuparse.
La válvula mitral es una válvula del corazón. ¿Te acuerdas de cómo funciona el corazón?
La válvula mitral se encuentra entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo. Consta de dos estructuras que se abren y se cierran conjuntamente como si se tratara de una puerta vaivén. Cuando el corazón bombea, el ventrículo izquierdo expulsa la sangre al resto del cuerpo mientras la puerta vaivén permanece cerrada. Esto impide que retroceda la sangre que hay dentro del ventrículo, introduciéndose de nuevo en la aurícula izquierda.
En las personas afectadas por un prolapso de la válvula mitral, una o ambas de las estructuras de cierre de la válvula se enganchan levemente (u oscilan ligeramente hacia arriba) al cerrarse. En algunos niños, estas estructuras se acaban cerrando por completo, pero en otros no cierran de una forma adecuada. Cuando no cierran bien, la sangre puede volver hacia la aurícula izquierda. Esto ocurre cuando las estructuras de la válvula son demasiado flexibles, demasiado grandes o su forma es inadecuada.
Por lo general, un prolapso de la válvula mitral no genera problemas. Casi todos los niños que lo padecen llevan vidas completamente normales. Muchas veces la gente ni siquiera se entera de que lo padece o no lo averigua hasta alcanzar la etapa adulta. Es una afección que no se suele diagnosticar en los niños. Hay personas que nacen con prolapso de la válvula mitral y hay otras que lo desarrollan a lo largo de la vida. Los médicos no suelen saber por qué una persona padece esta afección.
La mayoría de niños con prolapso de la válvula mitral no presentan síntomas. En algunos niños, las estructuras de la válvula mitral emiten un pequeño chasquido al cerrarse. El médico es posible que detecte ese sonido al escuchar el corazón del niño utilizando un estetoscopio. Las personas que padecen prolapso de la válvula mitral y presentan reflujo de sangre a través de la válvula es posible que también presenten soplos cardíacos. El soplo cardiaco es el sonido provocado por el reflujo de la sangre.
Los niños afectados por un prolapso de la válvula mitral también pueden:
La mayoría de los niños que se enteran de que presentan un prolapso de la válvula mitral adquieren esta información en una de sus revisiones ordinarias. El médico puede estar auscultando (escuchando el corazón) al niño y oír un chasquido o un soplo. En estos casos, el médico enviará al niño a un cardiólogo pediátrico, un médico especializado en tratar las afecciones del corazón en niños.
El cardiólogo, en primer lugar, hablará contigo y con tus padres, haciendo preguntas sobre tu salud. Luego te examinará y te auscultará. Es posible que el médico te pida varias pruebas, como un ecocardiograma (ECG) y un electrocardiograma (EKG). Estas pruebas podrán ayudarle a averiguar qué es lo que provoca los distintos sonidos detectados en tu corazón.
El ECG y el EKG son unas pruebas que no duelen en absoluto. En el EKG, te estirarás en una camilla y un médico o enfermero te pegará unas pequeñas etiquetan sobre el pecho. Esas etiquetas estarán conectadas a unos cables que conducirán a una máquina encargada de registrar la electricidad procedente de tu corazón. La máquina irá dibujando unas líneas serpenteantes que representarán tus latidos cardíacos y que el cardiólogo deberá analizar. Esta prueba suele durar unos diez minutos.
El ECG utiliza las ondas sonoras para elaborar una imagen del corazón y de la sangre que fluye a través del mismo. Para hacerte esta prueba, también deberás estirarte en una camilla y el médico o una persona formada especialmente para aplicarla (técnico en ecocardiograma) te colocará gel (similar a la gelatina) sobre el pecho. Es posible que notes el gel, que ayuda a que la imagen del corazón quede más clara, un poco frío y pegajoso.
Seguidamente la persona que te practique la prueba te presionará suavemente el pecho utilizando un tubo (sensor) de plástico que irá desplazando sobre tu piel. Mientras se vaya moviendo, el sensor irá tomando distintas imágenes de tu corazón. Los ECG duran más que los EKG, en torno a 30 minutos. (A menudo, los niños pueden ver un vídeo durante la prueba para no aburriese). Si padeces un prolapso de la válvula mitral, el médico debería poder detectarlo en la imagen de tu corazón.
Si el médico descubre que presentas un prolapso de la válvula mitral, lo más probable es que esta afección no requiera tratamiento alguno.
En pocos casos, los niños necesitan tomar medicamentos para ayudar al corazón a bombear la sangre al resto del cuerpo o para que el corazón lata con un ritmo más regular. En contadas ocasiones, los niños pueden requerir una operación para corregir una válvula mitral que cierra muy mal y por la que vuelve una gran cantidad de sangre.
Los gérmenes (denominados bacterias) se desplazan día tras día a través de la sangre de tu cuerpo y, de tanto en tanto, se pueden adherir en tu válvula mitral y provocarte una infección en el corazón. Este tipo de infección recibe el nombre de endocarditis bacteriana.
Las buenas noticias son que es muy poco habitual que le ocurra esto a un niño y que no parece suponer ningún problema en aquellos niños cuyas válvulas mitrales no presentan reflujo importantes.
En el pasado, a los niños que presentaban prolapso de la válvula mitral y escapes importantes de sangre se les indicaba que tomaran una dosis de antibióticos (un medicamento que mata las bacterias) antes de ir al dentista o de someterse a una operación. Ahora sabemos que esto no es necesario. Lo que es muy importante es que te cuides bien la boca y los dientes todos los días.
Es posible que te preguntes qué relación puede tener el hecho de cuidarse los dientes con mantener sano el corazón. Si tienes problemas en las encías (enfermedad periodontal o gingivitis), estas se te inflamarán y se te irritarán. Las bacterias, que en condiciones normales viven en la boca de la gente, se pueden colar fácilmente a través de esas encías irritadas y entrar en el torrente sanguíneo.
Por lo tanto, asegúrate de:
Esta es la mejor forma de prevenir las infecciones de corazón.
Si tienes un prolapso de la válvula mitral y no presentas problemas, no tendrás que hacer nada especial para cuidarte. Es posible que debas ir al cardiólogo cada año o cada dos años. Durante esas visitas es posible que el médico te practique ecocardiogramas para explorar detenidamente tu corazón y tu válvula mitral. Tu médico te indicará si es o no adecuado que hagas deporte y que desarrolles tus actividades habituales.
Si presentas síntomas, como un desmayo, o notas que el corazón te va demasiado deprisa, pregúntale a tu médico sobre tu práctica deportiva. Es posible que necesites someterte a pruebas complementarias antes de recibir su visto bueno.
La mayoría de niños con un prolapso de la válvula mitral pueden hacer deporte sin problemas. En otras palabras, ¡podrás seguir siendo un gran jugador a pesar de tener un prolapso de la válvula mitral!
Un servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU
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