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Información de Salud Para Padres
Lo más probable es que el pediatra y/o el personal de enfermería que atiendan a su hijo hagan lo siguiente:
1. Midan el peso y la estatura de su hijo, calculen su índice de masa corporal (IMC) y representen estas medidas en las curvas de crecimiento.
2. Tomen la tensión arterial de su hijo, hagan un examen de la vista y posiblemente controlen la audición.
3. Le hagan preguntas, le resuelvan inquietudes y le den consejos sobre los siguientes aspectos relacionados con su hijo:
Comida. Los adolescentes deberían hacer tres comidas principales al día que incluyan proteínas magras, cereales integrales, por lo menos cinco raciones de frutas y verduras, y tres raciones de productos lácteos descremados o semidescremados u otros sustitutos de la leche.
Sueño. Por lo general, los adolescentes necesitan aproximadamente de 8 a 10 horas de sueño nocturno cada día. Dormir de una forma inadecuada es habitual durante la adolescencia y puede tener efectos negativos sobre el rendimiento académico y deportivo. Los cambios que tienen lugar en el reloj circadiano hacen que los adolescentes se quieran quedar despiertos hasta más tarde, lo que, al combinarse con el inicio temprano de las clases, dificulta que duerman lo suficiente. Anime a su hijo a seguir una rutina relajante a la hora de acostarse.
Actividad física. Los adolescentes deberían marcarse como objetivo dedicar 60 minutos a la actividad física cada día. Estimule a su hijo a limitar el tiempo que pasa delante de cualquier tipo de pantalla a no más de 2 horas por día, descontando el tiempo invertido en hacer los deberes. Dele un buen ejemplo limitando el tiempo que pasa usted delante de cualquier tipo de pantalla y haciendo ejercicio físico cada día.
Crecimiento y desarrollo. Alrededor de los 16 años, es habitual que los adolescentes:
4. Hagan una exploración física a su hijo. Ésta incluirá evaluar la piel, auscultarle el corazón y los pulmones, explorarle la espalda para detectar posibles curvaturas en la columna vertebral y evaluar los signos propios de la pubertad. Uno de los padres del niño, su tutor o un cuidador debería estar presente durante esta parte de la exploración.
5. Actualicen sus vacunas. Las vacunas protegen a los adolescentes de enfermedades importantes, de modo que es fundamental que su hijo las reciba a tiempo. Los programas de vacunación pueden variar entre distintos consultorios médicos; por lo tanto, pregunte al pediatra al respecto.
6. Soliciten pruebas. Es posible que el pediatra evalúe el riesgo de su hijo a la anemia, el colesterol elevado, la tuberculosis y las enfermedades de transmisión sexual.
He aquí algunas de las cosas que deberá tener en cuenta hasta la próxima revisión, que tendrá lugar cuando su hijo tenga 17 años:
Estas listas de recomendaciones son congruentes con las guías de la Academia Americana de Pediatría (AAP) (Directrices Futuros Brillantes o “Bright Futures Guidelines” en inglés).
A continuación le explicaremos algunos aspectos de las gráficas de crecimiento y qué información aportan sobre la salud de su hijo.
Este calendario de vacunas recomendadas puede variar según su lugar de residencia, la salud de su hijo, el tipo de vacuna y las vacunas disponibles.
Si su hijo cae enfermo o se lesiona y necesita ir a Urgencias, los médicos, enfermeras y el personal paramédico tendrán muchas preguntas que hacerle sobre su historia médica. Y, aunque usted conozca todas las respuestas en un momento de calma, hasta el padre más organizado puede no ser capaz de recordar los detalles de la historia médica de su hijo en una situación estresante.
El médico de su hijo le indicará cuáles son las vacunas y el calendario vacunal adecuado para su hijo.
Usted es padre o madre. Ha sobrevivido a dar de comer a las 2 de la madrugada, las rabietas de los niños pequeños y la etapa del “hoy no quiero ir a la escuela”. Entonces, ¿por qué la palabra “adolescencia” puede helarle el corazón?
Cuando los niños entran en la etapa de la adolescencia, es posible que pierdan el interés por las actividades fÃsicas. Entre el colegio, los deberes, los amigos e, incluso, los trabajos a tiempo parcial, los adolescentes tienen que hacer malabarismos con tantos intereses y responsabilidades.
Con el tiempo, las noches que se pasan sin dormir (ya sea a causa de un trastorno del sueño o simplemente por no contar con el tiempo necesario para dormir) pueden crear un déficit de sueño. Los adolescentes con un déficit de sueño no logran concentrarse, estudiar y trabajar de manera efectiva. También pueden tener problemas emocionales, como depresión.
Los padres pueden desempeñar un papel fundamental para ayudar a sus hijos a afrontar todos estos desafÃos y rendir en los estudios, ofreciéndoles un poco de ayuda, apoyo y guÃa.