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Información de Salud Para Padres
La remisión es el período de tiempo en que el cáncer está bajo control. La remisión puede ser:
Lo más probable es que los niños en remisión se encuentren mejor, coman mejor y tengan más energía. Desde el punto de vista emocional, tanto los niños como sus familias están más relajados y empiezan a disfrutar más de la vida.
El oncólogo (médico que se especializa en cáncer) de su hijo recomendará un programa de seguimiento que puede incluir exploraciones físicas, análisis de sangre y pruebas de diagnóstico por la imagen. Cumpla con este programa, incluso aunque su hijo parezca estar perfectamente bien y no presente ningún tipo de síntoma. Esta atenta supervisión es la mejor forma de detectar y tratar lo antes posible cualquier posible problema, independientemente de que esté relacionado con el cáncer en sí mismo o con los efectos secundarios tardíos de su tratamiento.
A medida que su hijo se haga mayor y se empiece a responsabilizar de su propia salud, proporciónele su historial médico, para que pueda asistir a todas las visitas de seguimiento que tenga programadas.
Pídale a su hijo que le informe siempre que no se encuentre bien o que le parezca que hay algo que no va del todo bien en su cuerpo.
Muchos niños con cáncer en remisión suelen esperar a decirles a sus padres que no se encuentran bien por miedo a saber que el cáncer ha reaparecido. Asegúrele a su hijo que la mayoría de los niños que están en remisión siguen en remisión y, con el tiempo, se curan por completo del cáncer. Como todo el mundo, es probable que se resfríen y que se pongan enfermos de tanto en tanto pero, si lo que les ocurre es más que eso, lo mejor es que vayan al médico cuanto antes.
Ahora que su hijo está recuperando el apetito y que muchos de los desagradables efectos secundarios del tratamiento están desapareciendo, es importante hacer de la alimentación saludable una prioridad.Una dieta bien equilibrada puede ayudar a su hijo a recuperar fuerzas y a reparar los tejidos lesionados por la quimioterapia, la radioterapia o ambas.
Tenga presentes los siguientes consejos:
Si no sabe por dónde comenzar, pida al médico de su hijo que lo ponga en contacto con un buen nutricionista, quien lo puede ayudar a desarrollar un plan de alimentación que sea adecuado para toda la familia.
Su hijo puede hacer ejercicio, pero lo más probable es que se lo tenga que tomar con calma al principio. Es una buena idea empezar con 20 o 30 minutos de ejercicio diario e ir aumentando hasta alcanzar el objetivo de 60 minutos al día, por lo menos 5 veces a la semana. (Los ejercicios de fuerza y el entrenamiento en flexibilidad son excelentes para incluirlos en las sesiones de ejercicio físico.)
Cuando su hijo se encuentre mejor, pregunte a su médico si puede volver a hacer cualquier deporte que practicaba antes de recibir el diagnóstico de cáncer y cuándo podría comenzar.
Está bien estar al sol durante breves períodos de tiempo, pero en los momentos del día adecuados y con la protección adecuada. Siempre que su hijo se exponga al sol, deberá usar un protector solar con un FPS de por lo menos 30. Se deben evitar las camas bronceadoras, porque pueden lesionar la piel, lo que, a la larga, podría provocar cáncer.
En los niños mayores, es muy importante que aprendan a examinarse su propia piel para detectar cualquier nuevo crecimiento o cualquier verruga o lunar que cambie de color, forma o tamaño.
Incluso después de un cáncer, la mayoría de los niños se pueden integrar en sus grupos de amigos y pueden retomar sus actividades, algunos incluso más contentos que antes porque se dan cuenta de que las cosas que antes daban por sentadas pueden cambiar en un instante.
A veces, el miedo a que se vuelva a reactivar el cáncer puede volver a sus pensamientos o a los de su hijo. Tener este tipo de preocupaciones no es nada raro. Si comprueba que esto es lo que le está ocurriendo, ponga en práctica la imaginación positiva, la respiración profunda y otras herramientas que haya aprendido y que le funcionen. Recuerde que usted y su familia han superado juntos todo el tratamiento del cáncer y han salido adelante.
Si usted o su hijo se sienten dominados por las preocupaciones, pregunte al equipo médico que lleva a su hijo por un buen terapeuta que les pueda ayudar.
A pesar de que usted no puede predecir el futuro, aún puede hacer que el aquí y ahora sea lo mejor que le puede ocurrir a su hijo.
Los niños hacen ejercicio fÃsico constantemente sin ni siquiera darse cuenta. El mero hecho de estar activo, como cuando corres por ahà o cuando juegas a la pelota en la escuela, es un tipo de ejercicio. ¿Qué otras cosas se consideran ejercicio fÃsico?
A muchos niños les interesa saber qué alimentos deberÃan comer para estar sanos o para perder paso. La mayorÃa de niños no necesitan hacer dieta o régimen, pero hay algo que pueden hacer para comer de una forma más saludable: conocer la diferencia existente entre los alimentos “siga”, los alimentos “¡precaución!” y los alimentos “¡alto!”.
Una buena nutrición y una dieta balanceada ayudan al niño a crecer saludable. No importa si su niño es un párvulo o un adolescente, usted puede tomar las medidas necesarias para mejorar su nutrición y formar buenos hábitos alimenticios.
Además de disfrutar de los beneficios de salud al hacer ejercicios regularmente, los niños que están en forma fÃsica están en mejor capacidad de manejar retos fÃsicos y emocionales.
Si su hijo tiene cáncer, probablemente esté familiarizado con los efectos a corto plazo de la enfermedad y el tratamiento: dolor, náuseas, cansancio, erupciones cutáneas y más.
La mayorÃa de los adolescentes que han tenido largos internamientos hospitalarios vuelven a coger el ritmo de las cosas sin problemas. Solo necesitan un poco de tiempo y de paciencia.
Mi plato es un sÃmbolo de la alimentación saludable.
Todas las células del cuerpo tienen un sistema que controla su crecimiento, cómo interactúan con otras células y durante cuánto tiempo viven. A veces, algunas células pierden ese control y crecen de una manera que el cuerpo deja de poder regular. Esto se llama cáncer.
Los expertos afirman que este el momento de empezar a incluir a los adolecentes en las decisiones relacionadas con su asistencia sanitaria y de dejarles adoptar un papel activo en este tipo de cuestiones.